Un tipo que se llama Erlend Oye. Y que la letra "O" de su apellido está cruzada con una barrita invertida que la divide casi al medio, y que no se dónde encontrarla en este teclado que el sr Gates alguna vez habrá pensado mientras se comía un emparedado (y se hacía millonario), y millones -já- repitieron sin saber por qué. Vuelvo a Erlend y su primera letra de apellido. ¿Es raro?. Si, es raro. ¿ Y podría no serlo, siendo noruego?. Para mí, no: cualquier cosa, persona, hecho, noruego, es raro. Desconozco "lo noruego", salvo por Erlend...
Electrónica pergeniada por un hombrecito de carne y hueso.
Su segundo cluster, que conocí luego, es su veta acústica. Un trío, los Kings of convenience (www.kingsofconvenience.com). Tres muchachitos que escucharon jazz, bosanova, el mejor pop de los 80, y armaron 2 discos como para "pasar el rato". Pues bien, Quiet is the new loud (todo un título, no?), y Riot in an empty street fueron parte de mi banda de sonido diaria durante un buen tiempo, y ayudaron a que no me enojara con el muchacho que trae la soda a destiempo, un par de foquitos quemados en serie, el descubrimiento del origen espiralado del cabello de mi novia, y otras proezas de esta índole. En resumen, dos discos que me hicieron feliz, a partir de un manojo de canciones instantáneas, urgentes, sentidas y - por qué no - cool.
Luego llegó a mis manos la tercera buena sorpresa made in noruega. Resulta que el muy inquieto de Erlend tenía una-otra banda-proyecto: The witest boys alive (www.myspace.com/thewhitestboyalive)
Los whitest son 4 (a esta altura: Erlende y 3 más...), en lo que sería el espacio... rockero-bailable del muchacho. El punto es que la música de estos chicos, no tiene nada de raro y es ahí mismo donde aparece su encanto. Lo voy a decir: es el primer disco en mucho tiempo que escucho y parece "tocado" por personas que tienen instrumentos consigo. ¿Mucho pedir?. Hoy parece que sí.
El disco se intitula (quién decía esto?) Dreams, y se estructura sobre bases simples, voces llevadas con el pulso de su incofundible fraseo, guitarras previsibles e irresistibles de esas que se escuchan y se silban, y un bajo al frente, bien al frente.
Música que me hace sonreir, mover la patita, querer salir corriendo a esa fiesta que siempre quiero y nunca tengo donde pinchar discos, y que las chicas vengan y me pidan más y más canciones, y de dónde la sacaste y boludeces por el estilo, y me dice también que hay que hacer más y mejor música, porque se puede, simplemente.
Y por último, un detalle: Erlend anda por el mundo detrás de unas enormes gafas vidriadas con el aumento de la base de una botella de gaseosa de litro y medio. ¿Simpático?. No necesariamente. Detrás de sus anteojones me parece que anda pensando: ¿Qué te creés, que un noruego con anteojos no puede entender el lenguaje misterioso y universal que nos conecta con la música?. Y nosotros -no nos queda otra- nos sentimos más boludos, pero felices.
+ data:
www.erlendoye.com